Ad Fines podría definirse como:
-Una novela histórica.
-Un relato de aventuras e intriga.
-Una historia romántica.
-Una narración costumbrista.
-Una mezcla de todas ellas.
Año 47 d.C. Julia y su esposo se trasladan desde Roma a Hispania para comenzar una nueva vida en las provincias del Imperio. Tulio, su esposo, es directo, soberbio y falto de sensibilidad con ella. Julia en cambio, es una inteligente y sensible joven que se siente desplazada, descontenta y hastiada con su actual situación, hasta que conoce a Aula y Félix, una pareja que la sorprende desde un primer momento. En su compañía hallará una nueva forma de sobrellevar su existencia. Intrigas y envidias comerciales tejen una red que los llevará a la tragedia.
Quince años más tarde unos sicarios asaltan una hacienda y una muchacha es rescatada por el joven Mario de una muerte segura y puesta a salvo bajo la protección de una familia de extrañas costumbres. En ese lugar descubrirá una nueva realidad, el amor y otras cosas que cambiarán su vida... aunque un enigma se cierne sobre esa casa y sus habitantes.
AD FINES es el nombre romano del territorio donde actualmente se asienta la ciudad de Martorell. En ese lugar se erigía el único puente de piedra de la Vía Augusta entre Barcino y Tarraco y es donde se desarrolla gran parte de esta historia.
AD FINES se puede considerar una novela juvenil, ya que el lenguaje, la descripción de las situaciones y su transparencia moral la hacen apta para su lectura por jóvenes a partir de 13 a 15 años, dependiendo de la capacidad de comprensión y madurez del joven.
Tiene todos los factores característicos de ese tipo de lectura: misterio, aventuras, tintes sentimentales, clara definición moral y edad de los protagonistas. Así mismo fomenta el conocimiento de las costumbres, geografía e historia de la época romana e introduce al significado de muchas palabras latinas y las contextualiza.
Si bien describen con tacto ciertos comportamientos sexuales y situaciones violentas indispensables para describir una época histórica especialmente cruel y dura, esto se hace con intencionalidad pedagógica, sin ambigüedades morales y sobre todo con mucho tacto y elegancia. Estos episodios contienen "moralejas" que ayudan al joven a comprender las implicaciones morales de los comportamientos de los personajes.
AD FINES tiene en estos pasajes, un contenido más adecuado que el de cualquier programa emitido en televisión en horario infantil/juvenil.
El autor tiene una extensa experiencia educativa en actividades, campamentos y manualidades con grupos infantiles y juveniles, siendo monitor titulado de actividades de ocio.
Invito a padres y educadores a leer Ad Fines para comprobar su idoneidad, antes de ofrecerlo como lectura a sus hijos o alumnos. Es una práctica que siempre he utilizado en relación a las lecturas de mis hijos.
Ante todo, deseo manifestar que mi principal motivación a la hora de escribir Ad Fines fue la de procurar una lectura, en especial para jóvenes, que fuera a la vez entretenida e instructiva. Recuerdo que algunas lecturas de mi juventud me influyeron fuertemente durante el resto de mi vida y por eso Ad Fines es mi intento de influir positivamente en los valores de los lectores juveniles.
Soy cristiano y esta novela está escrita bajo parámetros morales y éticos cristianos. No ocultaré esto.
En esta obra intento mostrar la marcada similitud entre el Imperio Romano y nuestra sociedad actual, en la que los primeros cristianos aparecen como los “indignados” de su época: Unas gentes que defendían sus creencias de amor, igualdad y fraternidad, ante una sociedad despiadada formada por una minoría ciudadanos de primera, que se sostenía por la explotación y la desdicha de los esclavos que sojuzgaba.
Como apunté antes, Ad Fines pretende ser, además de una lectura entretenida, una ayuda para la educación de los jóvenes. Ofrece una buena dosis de información sobre una época histórica, que ha influido fuertemente en nuestra sociedad. Los protagonistas ofrecen una guía moral y de actitud en los valores fundamentales de la vida sin ambigüedades de ningún tipo. Trazando una línea bien diferenciada entre el bien y el mal.
Sin embargo Ad Fines no oculta la maldad, la crueldad y carnalidad sobre la que se asentaba la sociedad romana, (hacer eso sería descafeinarla) pero en las necesarias escenas que definen esa depravación, el autor no se regodea en las detalles morbosos, si no que intenta describirlas de pasada de una forma elegante, sin entretenerse innecesariamente en ellas. La maldad descrita en la novela, intenta servir siempre de mal ejemplo y la virtud, por contrario, una conducta a imitar.
Ad Fines promueve una serie de actitudes positivas, que a mi parecer la convierten en una lectura con valores:
-Muestra el espíritu de sacrificio de los padres para con sus hijos.
-Describe problemas juveniles comunes, ante diversas situaciones y pruebas.
-Defiende el verdadero sentido, necesidad y valor de la familia.
-Muestra los peligros de la bebida, tanto para la persona, como para los que los rodean.
-Plantea la conveniencia de pertenecer a una comunidad regida por reglas morales comunes.
-Destaca el valor de hacer siempre lo correcto aunque nadie nos vigile.
-La elección personal de actuar bien o mal, independientemente de la moral oficial.
-Defiende que todos seamos nuestros policías en las tentaciones morales que se nos presentan, y jueces de nuestros propios actos.
-Propugna unas relaciones de pareja basadas en el amor, el respeto y la confianza, y no en el sometimiento, el miedo o la dominación.
-Invita a recapacitar sobre los errores propios y la posibilidad de repararlos.
-Afirma que el bien, la bondad y la misericordia, pueden cambiar la vida de los que nos rodean.
-Describe multitud de datos, anécdotas y descripciones históricas de la época, cuidadosamente y fielmente documentados.
Ad Fines para ayudar en su función difusora de las costumbres del Imperio Romano, contiene al final del texto un glosario de los términos latinos que aparecen en la novela, con su significado e información cultural.
Aunque en el pasado asistí a una parroquia católica, de la que fui monitor de grupos de jóvenes y catequista; tras una intensa búsqueda, hoy soy cristiano evangélico y miembro de una iglesia bautista (la misma confesión que Martin Luther King) y he iniciado estudios teología protestante.
Explico esto en alas de la transparencia. No oculto mis orígenes ni mis creencias. Ante la duda de que algunas personas de creencias católicas pueden recelar del trasfondo de Ad Fines y preguntarse si lo que se expone en la novela es algún tipo de apología protestante. Esto no es así.
Dada la temprana situación histórica del relato, no contiene ningún precepto cristiano que no esté de acuerdo con el Credo de Nicea, cuyo contenido es aceptado como propio tanto por los católicos como por los protestantes.
La novela habla de la vida en el Imperio Romano y en parte, de la vida de los primeros cristianos de la Hispania Tarraconensis. De hecho la visita de Pablo de Tarso a Hispania que se cita en la novela, aparte de estar indicada como intención en la carta a los Romanos, es una antigua tradición católica.
Me sorprende que algunas personas puedan tener la aprensión a leer ellos mismos, o dejar leer a sus hijos una novela de un autor evangélico. Muchos, en cambio, no tienen ningún problema en dejar que sus hijos lean novelas en que se tratan temas de moralidad dudosa o cuestionable, de temas ocultistas como por ejemplo alguna saga juvenil vampírica de una autora mormona. No creo conveniente decir nombres. Esta actitud merecería, cuanto menos, una reflexión por parte de esas personas.
Durante mis estudios de teología en el CEIBI, he tenido que leer por recomendación de mis profesores, a autores Católicos y no he tenido ningún problema en hacerlo, estuviese o no de acuerdo con el 100% de lo que escribían.
Invito a todos a que lean Ad Fines sin ningún tipo de prejuicio y juzguen después de haberla leído. No duden en hacerme llegar sus impresiones, opiniones o críticas. Todas serán bien recibidas.